musica
Isra vs Dj Beat
Se acerca a nuestro pabellón de enfermos incurables otro contagiado, hace años que le inocularon el virus de la tara musical.
Llega a nuestra leprosería de melómanos, a este Molokai musical a sabiendas que aquí ni podemos ni queremos sanarle. Tampoco parece querer ser sanado, muy al contrario trae nuevas cepas del maravilloso virus.
Es también un predicador que se empeña en luchar contra la imposición del pensamiento único musical, predicando sin itune, ni rever, ni hostias… público y artista, músico y melómano, médico y enfermo.
Julio Bustamante
Hijo de un batería de jazz y artesano de la palabra hecha música con dilatada trayectoria –debutó en 1981 con Cambrers–, Julio Bustamante ofrece la ración de sencillez para retratar lo importante. Canciones cálidas para tiempos que exigen abrigo. Un oasis lejos de la feria de las vanidades.
Bares que Suenan Bien
Locales donde poder disfrutar de la mejor música.
Más de uno se verá identificado con estos lugares, donde nos hemos corrido noches locas, en las cuales hemos podido conocer a amigos para toda la vida, canciones que no sabíamos, artistas que desconocíamos y quién sabe si algún que otro amorío… .
En definitiva, lugares que han formado o siguen formando parte de nuestras rutas nocturnas.
Macarthur, el General Rebelde
El día que Macarthur eligió instrumento poseía un Renault Twingo, este y no otro es el motivo porque asegura que desechó el piano de cola y eligió la armónica.
Macarthur, el General rebelde, se hace preguntas y busca sus respuestas, así ha comprendido la masiva caída de pinos de la última nevada o ha encontrado el origen de expresiones como mis cojones 33…
Frank Black
Francisco Negro, también conocido como el Pixie obeso, vuelve a asomar su enorme cabeza. Cutre, desgarbado, caótico, despreocupado y guarro: así se escribe Frank Black. Un tipo al que, desde ya, podemos definir como el hombre más punk del planeta.
Eric Jiménez
Con seis años mi padre me encañonó con una pistola.
Ni siquiera recuerdo su nombre. Con diez ingresé en la Falange porque quería tocar el tambor.
Mis mayores influencias musicales han sido la Semana Santa y mi primera hostia, la que me dieron al nacer, quizá la más artística y la menos dolorosa.
Me casé con dieciséis.
Más tarde empecé a consumir drogas para evadirme.
Debería haber muerto antes de los treinta.
Durante estos cuarenta años he golpeado la batería como la vida me ha golpeado a mí, con todas sus fuerzas.
All Things Must Past
Las nuevas aberraciones musicales hacen que el productor pueda llegar a evocar la imagen del delirante Doctor Frankenstein dando vida a un amasijo de trozos de carne muerta. Consiguiendo evitar que desafine el hijo de la viuda del torero, que no desentonen latinos musculados bailando desenfrenadamente, incluso logrando que vocalicen aquellos a quienes no son capaces de entender cuando pronuncian su nombre.
Conociendo a los facultativos de nuestra Clínica no esperareis que hoy hablemos de rever o auto tune, esto va de composición, grabación, mezcla y masterización, de ideas, de guías espirituales y espirituosas, de proyectos, también, porque no, de gente capaz de joder una obra maestra, de rajar la meninas, de mearse en la fontana de Trevi, los productores musicales.
The House of the Rising Sun
En estos días en los que los necrófagos digitales se empeñan en no enterrar los sobrecogedores ataúdes blancos, nosotros dedicamos nuestros esfuerzos a desenterrar canciones.
Sabemos que los carroñeros son útiles para el ecosistema al eliminar restos orgánicos, pero estos carroñeros mutados en embalsamadores se empeñan en exhibir los restos hasta la rentable aparición de nuevos despojos.
El mundo al revés, queda en la superficie, a la vista lo que no debería exhibirse, por muchos dividendos que generen los detalles más sucios y se pierden los autores de las canciones, el origen de los cantares. Reclamamos hoy el interés de la belleza, en días en los que pretenden hacernos creer en el interés la descomposición de los cuerpos, nosotros queremos entrar en las mil casas del sol naciente.
Homenaje a Andalucía
Una nación no es un trozo de tela, ni una letra ridícula cantada por patriotas cuya única patria es el dinero, y el único paraíso que reconocen, es el paraíso fiscal. Una nación no es hombre que da discursos sentado en una silla muy diferente a las sillas que tengo yo en mi casa. Una nación es algo más complejo que sólo pueden entender los que viven sin miedo, y los que entre el amor y el odio, se quedan con lo primero.
Si una nación son sus gentes, y dejas que los echen de sus casas, si una nación son sus campos, sus montañas y dejas que desaparezcan bajo macroinfraestructuras que sólo enriquecen a los de siempre, si una nación es su cultura y dejas a sus baluartes en las cunetas, perdona que te diga, mal patriota eres.
Mientras unos usan las banderas para separar, para odiar, o para tapar sus vergüenzas, hay quienes prefieren usarlas para unir, para compartir, para crecer. Por eso aún quedan hombres y mujeres de luz, que aquello que tienen, aquello que aman, no lo quieren sólo para ellos, sino que su felicidad se basa en que todo el mundo disfrute de su pequeño paraíso.