Hay discos a los que la crítica machacó en su día sin piedad o que simplemente ignoró y que con el discurrir del tiempo han gozado, no ya de éxito comercial, sino de una consideración bastante más elevada de la que en su momento disfrutaron.
Los motivos, casi infinitos: en muchas ocasiones las expectativas depositadas en un determinado artista o grupo son tan altas que la decepción es casi inevitable. Y un crítico decepcionado es muy peligroso, conviene no olvidarlo.