Cuando «física y química» era solo una asignatura en lugar de un pseudo burdel, cuando los «internados» estaban llenos de díscolos muchachos en lugar de para-psicológicas lolitas y hercúleos efebos, cuando éramos más jóvenes, casi niños.
Antes de que el difunto tubo catódico se llenara de putas, proxenetas, y familias disueltas entre sus propias heces, antes de que la insolvencia moral devorase a los cerebros de los programadores; en otro tiempo hubo una televisión que no agredía, que entretenía, ingenuas (o no tanto) ficciones que en parte nos hicieron como somos hoy.
Valentín, Jonatan, Toni, y nuestro economista Mon ponen a prueba sus conocimientos sobre «aquellos maravillosos años», con «sufridores en casa», todo por una camiseta que algún día Gregorio diseñará.