Se acerca a nuestro pabellón de enfermos incurables otro contagiado, hace años que le inocularon el virus de la tara musical.
Llega a nuestra leprosería de melómanos, a este Molokai musical a sabiendas que aquí ni podemos ni queremos sanarle. Tampoco parece querer ser sanado, muy al contrario trae nuevas cepas del maravilloso virus.
Es también un predicador que se empeña en luchar contra la imposición del pensamiento único musical, predicando sin itune, ni rever, ni hostias… público y artista, músico y melómano, médico y enfermo.