En estos días en los que los necrófagos digitales se empeñan en no enterrar los sobrecogedores ataúdes blancos, nosotros dedicamos nuestros esfuerzos a desenterrar canciones.
Sabemos que los carroñeros son útiles para el ecosistema al eliminar restos orgánicos, pero estos carroñeros mutados en embalsamadores se empeñan en exhibir los restos hasta la rentable aparición de nuevos despojos.
El mundo al revés, queda en la superficie, a la vista lo que no debería exhibirse, por muchos dividendos que generen los detalles más sucios y se pierden los autores de las canciones, el origen de los cantares. Reclamamos hoy el interés de la belleza, en días en los que pretenden hacernos creer en el interés la descomposición de los cuerpos, nosotros queremos entrar en las mil casas del sol naciente.