Desde aquel trágico día de 1999, cinco de mayo para más señas, cuando sonaron a las cinco de la tarde, nos quedamos sin Miguel Vargas Jiménez para los restos. Murió Miguel pero Bambino le sobrevivió y le sobrevivirá durante infinitos años.
Con el paso del tiempo hemos aprendido todos sus admiradores a vivir sin su presencia, hemos hecho de tripas corazón para conformarnos con escuchar ya sólo sus ciento sesenta y seis canciones grabadas, nos hemos resignado a contemplar vacío el escenario y, por fin, hemos aceptado que jamás volverá Miguel a llenarlo con su torbellino de pasión, con su dramatismo gozoso de bulerías y de rumbas disparadas directamente al centro mismo del sentimiento del espectador.
grande bambino…grande la clinica…….viva er flamenco