Llega cansado, herido por una tarde de farra, pero ha venido con el lobo estepario que tiene por lazarillo, escuchando a Pink floid, cumpliendo con la palabra dada en la taberna. Este entrenador de baloncesto de segundo nivel que alguien alguna vez apodo el sombras ha subido fatigosamente la incomoda cuesta que trae hasta la Clínica. Viene harto de esta Conjura de Necios, de la mediocridad reinante, exhausto por el bombardeo de basura de su televisor.
Lleva más de una decada sin entrenar, discretamente apartado, esta tarde dará su última clase de baloncesto y de vida, dibujará en su pizarra su última jugada y se retirará para siempre . . . Otra vez