Procesión atea vs República
Sucede cada año, cómo el despertar de las flores, como el granizo, como la declaración de hacienda. Llegan cada vez antes, se adelanta el brote con el consentimiento de todos, son nuestros queridísimos fundamentalistas, forman parte de nuestras ciudades, como el asfalto, como los bancos con viejecitos al sol.
Durante un tiempo se incrustan en el paisaje, dando lecciones, llenando las barras de reproches, blanqueando sus sepulcros. Son los semanasanteros, han vuelto pero no para quedarse. Marchitarán y nacerán el próximo año.