malditos

Sergio Algora

 

AUTORRETRATO DE SERGIO ALGORA

Nazco en Zaragoza (1969) y hasta los quince años no me pasa nada reseñable (una chica ocho años mayor que yo me enseña varias cosas fundamentales). Tras este primer encuentro con la otra dimensión he escrito y  publicado cinco libros de poesía y una obra de teatro.

También he grabado diez discos con El Niño Gusano, Muy Poca Gente y La Costa Brava. Actualmente intento dejar de beber todo lo que cae en mis manos en el Bar Bacharach de Zaragoza. Mi psiquiatra dice que no soy alcohólico, que soy dipsómano. Así que todos tranquilos.

Murió Sergio Algora ¡Champan para todos!

Dani el Rojo

Cuando las cajas de nuestros bancos aun estaban llenas este hombre se dedicaba a pelarlas, cuando en los comercios la gente pagaba en efectivo y podía oirse el sonido de una caja registradora él entraba y se lo quedaba todo.

En los días de las agujas, cuando la heroína era prestigiosa, defendida y legitimada por intelectuales y estrellas del Rock Dani el Rojo pobló Barcelona.

Hoy es un hombre que habla con naturalidad de crímenes, delitos y faltas; de adicciones… de una vida intensa que dejó secuelas en forma de venereas y cicatrices de navajazos.

«Los amigos caminan a su lado. Sus enemigos tres pasos por detrás. Nade se atreve a caminar delante de él. Su nombre es… Dani el Rojo». Carlos Segarra

Enrique Sierra

Enrique Sierra fue el espíritu central, el magma de Radio Futura, a lo largo de todas sus formaciones. Los demás tirábamos para un lado o para otro, discutíamos a menudo, perdíamos la cabeza, mientras él permanecía tranquilo, elegante, educado, soltando en su momento la frase justa que nos ayudaba a ver más claro.

Sin su sentido de la sonoridad eléctrica, Radio Futura nunca habría cuajado. Su relación con la guitarra era muy particular. Nunca le preocupó hacer escalas, ensayaba lo que había que tocar y punto. Su forma de pegarse el instrumento al cuerpo, de poner las manos sobre la madera, los dedos sobre las cuerdas, hacía que la electricidad le saliese como de dentro. Llenaba el espacio con un sonido depurado y listo para ser compartido de inmediato.

Estuvo acostumbrado a morir desde muy pronto. La primera crisis de su enfermedad, en el local de ensayo, fue en el año ochenta y uno. Hubo otras en el escenario, en el estudio. Nosotros nos acostumbramos a que sobreviviese como un león, soportando penalidades con una voluntad de hierro, casi sin perder el humor, salvo frente a la brutalidad ocasional de algún médico o asistente sanitario. Lo dejábamos en el hospital y aparecía por su cuenta en el siguiente concierto.

SANTIAGO AUSERON

Malditos

Seguramente gran  parte de la obra de estos hombres se debe a su talento, pero otra parte se deba posiblemente a su visita a los infiernos, a los delirios, a las adicciones o depresiones nunca curadas.

Otros bajaron y han subido a contarlo, Tom Waits, Lou Reed, Josele Santiago o Corcobado. Nuestros protagonistas o decidieron quedarse o el infierno los devoró.  An-tonio, Juan Antonio Canta, Miguel Bocamuerta, Ray Heredia, geniales y ocurrentes músicos  a los que sus fuerzas solo les permitieron regalarnos un disco.

Maestro Morente

Esa voz que se juega la vida                       /          Esa revolución de la amargura

esos ojos llenando el vacío                         /          ese inventario de la mala suerte

esos dedos hurgando en la herida             /          ese tratado de la desmesura

esa liturgia del escalofrío                            /           ……………………………………………………………..

……………………………………………………………          /          Ese como, ese que, ese hasta cuando

Ese orgullo que pide disculpas                   /          ese pulso ganado a la muerte

ese sentarse para estar erguido                /          ese Enrique Morente cantando

ese añejo sabor de la pulpa                       /

visceral del limón del olvido                        /          Joaquín Sabina: Soneto a E. Morente

Mario Pacheco

«Murió Mario Pacheco y palpo la colosal ingratitud del país. Tiene lógica que las televisiones ignoren el óbito, dado que en general despreciaron la música que él patrocinó; asombra más que las instituciones callen. Hace poco, cacareaban felices con una declaración de la Unesco a favor del flamenco. ¿Han leído algo, han escuchado alguna declaración respecto a la inminente desaparición de la principal productora de flamenco durante las tres últimas décadas?»

«Son las aberraciones del pensamiento mágico. Aquí creemos que la música grabada brota sola, que no necesita inversiones. Los centinelas de la cultura no leen la letra pequeña: solo cuenta el artista, aparentemente un fenómeno natural e inevitable.»

DIEGO A. MANRIQUE 29/11/2010

El Club de los 27

Veintisiete años no es una buena edad para morir, seamos serios, es  un tributo demasiado alto para ser un mito, y ni siquiera te asegura dejar un bonito cadáver, sobre todo si decides irte manchándolo todo, vomitando, hinchado por el agua, agujereado por jeringuillas o directamente descerrajándote un tiro en la cabeza. Luego vendrán las cábalas, las rebuscadas teorías de quienes no quieren admitir que ídolo ha decidido pirarse o simplemente que era demasiado yonki, pero y si las teorías tienen algo de cierto y si no son locos.

El club de los 27 puede ser visto por algunos como un buen puñado de víctimas devorados por una fama que tal vez no eligieron,  un serie de pacíficos nadadores que se vieron en la cresta de la ola el día que solo querían bucear. Otros dirán que son un puñado de nuevos ricos ahogados en su propia estupidez y arrogancia.

En la clínica pensamos que de todo habrá entre esta gente, no juzgamos. Ponemos en sus tumbas este ramo de buenas canciones, esta corona de acordes. Descansen en paz.

Silvio Fernández Melgarejo

Hablamos hoy de Silvio, un personaje excesivo e indescriptible. La vida de este hombre es como una especie de leyenda. Dilapidador de fortunas, bebedor impenitente, rockero penitente, eterno ojeroso, bohemio, caballero, filósofo de barra y persona sin reloj.

Tiene el encanto de esos personajes malditos y autodestructivos que no pasan por la vida, si no que la atraviesan; que nos restriegan por la cara que son unos genios y que les importa un comino; y que el dinero está para gastárselo y la vida para vivirla.

Un cantaor de esos que si le apetece, va y hace arte con mayúsculas, pero si no le apetece no hay nada que hacer. Ese es para mi Silvio: el mejor cantaor de rock and roll de la historia.
Y quien mejor que sus amigos, sus músicos y familiares para contárnoslo.

«A la diestra del cielo. Silvio, un cantaor rockero»