«A todos nos gusta ser premiados, cuantas más veces mejor», decía ese  filosofo del asfalto llamado Liberto. La Clínica de la  Radio y la Televisión  quiere ser generosa y premiar la sacrificada labor de un puñado de hombres que por H o por B, o por W han contribuido a nuestro crecimiento  en diversas artes y ciencias durante el 2009.

Desde el Paraninfo de las Ciencias y las Artes  de la Huérguina con la presencia de muchas de las estrellas que han amenizado la programación  de 2009, desde Tom Waits a Lendrix suenan en las estancias del paraninfo.

Mención especial para esos pacientes que desde Granada a Tomelloso pasando por la capital del reino  ponen en nuestras torpes manos su delicada salud. Si la ley no nos vence nos oiremos este 2010.

Seremos capaces este año que empieza de expulsar a los mercaderes del templo, a estos  fenicios que se insultan y amenazan, estos profesionales de la impostura.

Ha sido un mal año, otro mal año entre demasiados malos años. Uno escarba en la prensa y sólo encuentra mediocridad,  sepulcros blanqueados, insolvencia moral, catálogos del abuso  . . .

Espero que vosotros como yo hayáis tenido pequeñas treguas , que hayáis encontrado refugio en las tormentas alguna vez, cotidianas alegrías de los vuestros porque de quienes nos guían ya no esperamos nada.

Hoy vamos a mirar lo qué pasó sin buscar respuestas ni porqués, porque amigo la mayoría de lo que aquí ha pasado es inexplicable.

No todos los años el campo es fértil, tampoco la música,  mala cosecha la de este 2009, sin sorpresas,  sin nuevas ideas, redundante  aquí y allá.

Siempre nos quedarán los conciertos, nuestro Doctor Especialista del Directo elige los tres mejores (ustedes tendrán otros).

Más de hora y media de irreflexivos análisis, críticas gratuitas, juicios de valor sin valores ningunos, una disección de la industria, de sus excesos, sus tomaduras de pelo, un intento de estos médicos Quijotescos para desenmascarar impostores  mientras pinchamos y  nos bebemos los sacos de vino de La venta. Ya preparan la jaula de palos el cura y el barbero . . . pero escaparemos para pelearnos con molinos la semana que viene.