La podredumbre y descomposición del fútbol no es nada nuevo, la conoce cualquiera que en los aledaños de un campo de futbol halla la policía, las aficiones conducidas como ganado, cualquiera que conozca las deudas de los clubes o las cloacas en las que se firman los traspasos.
Más allá de lo pintoresco y lo excesivo, las Barras bravas son el ejemplo más claro de la gangrena que se come el futbol. Mario lo conoce y lo explica desde Tabarca pero con la experiencia del argentino que es.